En mi último email te hablaba de Javi.

Te contaba cómo la estaba liando con su casa.

Cuando por fin se armó un buen batiburrillo mental, me entregó todos los presupuestos que había recibido.

Me indicó qué era lo que quería contratar y a quién y me pasó todo el material para que lo pusiese en orden. Me dijo que haciéndolo así se ahorraba tresmil quinientos euros.

Bien.

Mi cabeza se puso a pensar en el lío que me iban a montar en la obra cuando el constructor tenga que conectar la instalación de fontanería (que hace otra empresa) a su pozo de bombeo.

Eso no es cosa mía (me dirá)

Me iré a la otra empresa a decirle que me lo haga y me contestará que no lo tiene incluido en el presupuesto.

Ahora imagínate otra situación dentro de unos meses, cuando Javi ya esté viviendo en su casa, con su familia, y un buen día, sin tom-ni-son, se da cuenta de que la puerta del cuarto de baño no le cierra.

Lo suyo será que llame al carpintero que le hizo el trabajo ¿no?

El carpintero le irá a mirar a ver qué pasa y le contestará: es que la casa ha repisado, la puerta no te cierra porque la estructura se ha movido, no es cosa mía.

Acto seguido Javi llamará al constructor que le hizo la estructura para ver qué ha pasado y le arregle el desaguisado.

Éste le dirá que es obvio que la puerta se ha descuadrado, pero que no es cosa de él, porque la puerta se ha deformado y él ahí no tiene nada que ver.

¿Resultado? (Probablemente) Javi seguirá teniendo el problema sin resolver (durante una buena temporada) hasta que uno de los dos se decida a arreglárselo.

En el mejor de los casos.

Mmmmm….

Como no quiero ser pájaro de mal-agüero ni aguafiestas de nadie, me concentro en poner orden entre tanto dato y papel siguiendo sus criterios de contratación.

Cuando lo tengo todo chequeado veo que, no sólo NO se ahorra esos 3.500 que me dijo, sino que el presupuesto sube casi 2.000 euros más sobre el que teníamos antes de que Javi se pusiese a pedir presupuestos a sus amigos.

Así es que cuando Javi vio mis números, no daba crédito… se quedó pálido del susto… y no se lo podía creer…

Hasta me pidió el archivo con mi plantilla para comparar presupuestos para repasarlo con más calma.

Pero la realidad estaba ahí.

Se dio cuenta de que traer a sus amigos a la obra le iba a suponer casi cincomil quinientos más de lo que pensaba…

… y además, yo callándome la cantidad de situaciones que se me van a dar en la obra, por el hecho de tener varios tajos descoordinados que van a su-bola…

Bueno, está claro que no siempre todas las decisiones atienden únicamente al factor económico.

Y aunque es importante que así sea, también es importante que sepas dónde te metes y a qué te arriesgas.

Por eso hoy te recomiendo la lectura de este post:

¿Has pensado qué Gestión de Obra te conviene para hacerte la Casa?