Este post lo patrocina Grupo Asisde
Antes de comenzar, contarte que este espacio está patrocinado por Grupo ASISDE, empresa de construcción de obras de nueva planta, reformas de viviendas, reformas de oficinas y locales, reformas de edificios, reformas integrales, interiorismo, decoración y rehabilitación de fachadas.
Su web la puedes ver aquí .
Grupo Asisde ofrece sus servicios de construcción y reformas integrales en Sevilla y provincias colindantes. Además también ofrecen servicios de pintura, pulidos y abrillantados, limpieza, impermeabilizaciones, trabajos verticales y servicio doméstico, haciendo hincapié en la importancia de un trabajo detallista, en ser serios y en cumplir con los plazos.
Dicho de otro modo: cuidan el Hogar, antes, durante y después del momento en que decides construirte o reformar una Casa.
A través de sus distintos departamentos dan un servicio completo para todas las necesidades que puedas tener con tu Casa (o tu Hogar).
Desde Asisde me indican que tienen interés en patrocinar un post en el que hable sobre construcción y/o reformas integrales y eso es lo que voy a abordar en este artículo.
Así que hoy, con todos esos ingredientes, vamos a hablar de reformas integrales.
Recuerda que si eres empresa o profesional de la arquitectura y la construcción y tienes interés en anunciarte en mi weblog, puedo ofrecerte las opciones que tengo en mi sección Anúnciate
Y ahora, hablemos de Reformas
Porque las reformas integrales no es un tipo de obra cualquiera. Me explico.
Aunque en todas las obras existe un grado de incertidumbre con el que hay que contar (para que las obras no nos cuesten más dinero del que nos queremos gastar) cuando se trata de reformas integrales hay que poner especial cuidado en este tema ya que, el grado de incertidumbre alcanza su máximo exponente.
Y al hablar de incertidumbre en las obras, siempre me acuerdo de un chico con el que fui al cole, que se metió a hacer reformas integrales en su casita vieja de planta baja.
El caso-real que te comentaba
Resulta que una tarde de sábado se puso a hacer un agujero en el terreno de su finca, pegado a la casa del vecino.
Lo excavó con una pala y cuando terminaron, como iba a llover, cada uno se fue a su casa y dejaron el agujero abierto.
El agujero no llegaba al metro de profundidad (por 1,20m de largo y 60cm de ancho), todo en tierra vegetal.
Durante la madrugada del sábado al domingo, se puso a diluviar cayendo agua a destajo (cosa habitual en la zona) de forma que hacia las cinco de la madrugada, las paredes laterales del agujero empezaron a desmoronarse y la casa del vecino se le vino abajo en cuestión de minutos.
En esa parte de la casa había niños de 5 y 6 años durmiendo.
Niños que despertaron a tiempo cuando notaron los temblores del derrumbe y salieron corriendo por patas.
Gracias-a-dios no hubo muertos.
Imagínate la que se montó.
Y no quiero ni pensar en la que se pudo haber montado.
Porque visto desde fuera, para mí, fue tremendamente doloroso.
Yo trabajaba de arquitecto técnico municipal por aquel entonces, y me tocó ver toda la tragedia desde el punto de vista de la administración (digno de otro post).
Cuando el alcalde del pueblo me llamó y entré por la puerta de su despacho, vi que el chico ya había firmado papeles reconociendo su responsabilidad, tenía su mirada fija en el suelo y no hacía más que repetir como un obseso “no parecía que fuera a ceder, no parecía que fuera a ceder” refiriéndose a las paredes del agujero.
Por resumirlo mucho te diré que este chico tuvo que pagarle al vecino la reconstrucción de la parte de la casa que le había derrumbado y reconstruirle la otra parte que le había quedado dañada, con lo que todo el dinero que tenía para hacerse su propia casa, lo tuvo que emplear en arreglarle la casa al vecino.
Y como no le llegaba el dinero para pagarle todo pues también le tuvo que entregar el terreno con su querida casita vieja de planta baja.
Lo que le ocurrió a este chico fue que ignoraba la incertidumbre propia de la obra que tenía entremanos, y además su falta de información e inexperiencia le salieron muy caras.
Así que, si algo debería haber quedado claro a estas alturas del artículo es que uno de los dos intrígulis a solucionar para que el presupuesto de tu obra no acabe por las nubes es conocer el grado de incertidumbre que tienen las reformas que pretendes realizar.
Intríngulis 1/ Conocer el grado de incertidumbre e incorporarlo a tus previsiones de trabajo
Para ello no sólo hay que realizar inspecciones para conocer cómo se ha construido lo existente, sino también en qué estado se encuentra.
Porque toda esta info hay que valorarla (desde el punto de vista técnico) para tomar decisiones orientadas a evitar que el presupuesto que tienes se te ponga por las nubes.
Créeme, cuando te metes en la vorágine de la obra es muy fácil perder el foco y cuando el constructor te pasa la receta-astronómica es cuando te das cuenta de que tu obra la tienes, no ya en las nubes, sino en otra galaxia.
Para remediar el intríngulis 1, resulta de gran ayuda tener un técnico competente que te haga un diagnóstico adecuado, te asesore, se haga cargo de la responsabilidad de las obras y que incluso te ayude con la empresa constructora que contrates para las reformas (que te agradecerá que le pongas un experto con el que pueda hablar.).
Intríngulis 2/ parar las obras para reformular las hipótesis de trabajo
Porque puede ocurrir que para conocer el estado de lo existente tengas que empezar las obras de reformas… hasta un punto.
Si no lo has contemplado así, te ocurrirá que llegas a un punto en el que encuentras algo con lo que no contabas, y que te impide avanzar.
Para llegar hasta donde estás en ese momento, has tenido que valorar, decidir y contratar constructora.
Todo ello sólo para ejecutar una parte de la obra. Y lo que te has encontrado no es lo que esperabas. ¿Y ahora qué?
Pues ahora tienes que parar las obras, rehacer todo lo que has hecho teniendo en cuenta esa nueva circunstancia que no tuviste en consideración y avanzar a partir de ahí.
Lo que se debería hacer
No te voy a engañar. Parar hacer esto hace falta echarle valor.
Porque deberías parar los trabajos en la obra, reformular tu planteamiento de obra en función de cómo le afecte la nueva situación, y pedir nueva licencia en el ayuntamiento si fuera pertinente.
Obviamente, también deberías contar con un presupuesto de obra acorde a las nuevas hipótesis de trabajo. Y a partir de ahí contratar la constructora.
Lo que se hace
Pero claro, como solemos aturullarnos cuando surge alguna situación imprevista no-prevista, pues lo que la gente suele hacer es tirar p´alante. Seguir con las obras e ir rehaciendo y reajustando todo sobre la marcha.
Y no digo que no se pueda. Pero si los reajustes son considerables, operar así supone meterse de cabeza en un avispero en el que nunca se acaban los problemas (¿imaginas tu cabeza metida en un avispero?, con todas las avispas revoloteando y picándote a un tiempo)
Y créeme, el económico no será el peor de tus problemas, con lo que el gasto en la obra acabará a saber dónde ¿capicci?.
Otro caso-real de regalo
En este caso me estoy acordando de otro chico que se hizo una casita y cuando estamos en el replanteo decide desplazarla 25metros hacia atrás.
En ese momento no había problema, porque seguía cumpliendo todos los parámetros urbanísticos y, aunque yo recomendé parar, adaptar el proyecto, comunicarle la incidencia al ayuntamiento y que éste se pronunciase, el autopromotor no quiso.
El autopromotor de la casa (el que pagaba las obras, y que era para quien yo trabajaba), decidió seguir con las obras.
Así que el arquitecto y yo pasamos comunicación a nuestros seguros (para por si las moscas), el autopromotor firmó que desplazaba la casa bajo su responsabilidad y todo siguió su curso. Hasta que llegamos al certificado final de obra.
Porque el arquitecto municipal dijo que no admitía esa modificación con respecto a la licencia. Sí, ya sé, aquéllo era inaudito, pero era lo que había.
¿Conclusión? El autopromotor se tuvo que gastar 4mil euros en un proyecto de legalización que le gustase al arquitecto municipal.
Así que, se puede decir más alto, pero no más claro ¿capicci?
Para finalizar, tengo que decir que he sacado de mi archivo esta información gracias al patrocinio de Grupo Asisde.
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